
𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐲 𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐞𝐝𝐢𝐫𝐬𝐞.
Hay talleres que enseñan.
Y otros, como el de este domingo en el Casino de Novelda, que además de enseñar, acompañan.
El último taller de scrapbooking de la temporada fue una de esas mañanas donde todo sucede en voz baja: el café que huele a casa, la mesa llena de papeles que no son solo papel, y mujeres que crean mientras charlan, ríen, dudan… y siguen creando.
“Me voy con el corazón lleno”, decía una de las participantes.
Y cómo no entenderla. Si a veces basta con una mañana, un pedacito de colección Woodland Grove, unas tijeras bien afiladas y la mirada atenta de @_caminogarcia que no solo guía: #inspira
Y ahí estaba también Ana, @paperetsbyana la que organiza sin hacer ruido, la que convierte lo cotidiano en algo cuidado, la que hace que todo tenga un detalle, un lazo o una palabra amable pegada en la esquina.
Se habló de técnicas, sí. De materiales, también. Pero, sobre todo, se habló de la vida sin mencionarla. Porque en el fondo, hacer scrap es eso: ordenar recuerdos, enmarcar emociones, dejar huecos para lo que vendrá.
No fue solo un taller.
Fue una despedida suave, como cuando sabes que algo termina pero que ha dejado algo tuyo en cada rincón.
