Taller de postales navideñas

Entre tijeras, papeles que susurran brillo y manos pequeñas llenas de intención, el 𝐭𝐚𝐥𝐥𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝐩𝐨𝐬𝐭𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧̃𝐚𝐬 se desplegó como un refugio de calma creativa y alegría compartida. Cada gesto fue un acto de cuidado: pensar en alguien, elegir un color, dedicar tiempo.

La imaginación marcó el ritmo. Se recortó, se pintó, se rió. Y, sin apenas darse cuenta, cada niño comprendió que una postal hecha a mano guarda algo más que palabras: contiene presencia, emoción y memoria.

Trabajar despacio, con atención y ternura, fue la verdadera enseñanza. Porque la Navidad también se construye así: desde el silencio atento de las manos, desde la belleza de lo sencillo, desde el corazón que encuentra forma.

Gracias a @paperetsbyana Ana Lopez por acompañarnos y convertir el papel en emoción.