EL MODERNISMO en el Casino – Octubre 2023

Hay un lugar que cada día acoge a todas esas 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 que se han encontrado abandonadas.
Si examinas cada estancia, se encuentran gritando vocales, consonantes y verbos que lloran después de ser abandonados por un sujeto que un día fue su amo. Y, de tan creído que era, prescindió del predicado.
Ayer encontré a un par de adjetivos trastornados, a tres adverbios muertos de frío y a otros tantos de la raza pronombre, que soñaron en cada esquina con ser parte de esta historia. Su historia. Nuestra historia.
Señalé a las palabras que llevaban más tiempo abandonadas y me las llevé conmigo.
Las sané de la rabia de sentirse rechazadas y las peiné a mi manera como si fueran hijas únicas. Porque en verdad todas son únicas.
Acto seguido, y antes de integrarlas en el parvulario de relatos o canciones, les dí un beso de tinta y les dije: “𝐬𝐢 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐨, 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐡𝐚𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐚𝐜𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐣𝐚𝐫𝐝𝐢𝐧”.
Pues hay algunas palabras que casi siempre te abandonan demasiado pronto y las escuchas en bocas ajenas. Y te alegras, y te enojas contigo mismo, como con todo lo que amamos con cierto egoísmo.
Y, por eso, uno se queda en casa inerte y algo vacío, acariciando aquel vocablo mudo llamado silencio. Ese lugar cóncavo donde habitan las historias.
El 𝐬𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨 siempre es fiel, siempre va contigo; ley de vida.
Es lo que tiene vivir siempre entre dos mundos, el del día a día, y el secreto.
Y esa sensación, la que habita en los silencios, cada año la rescatamos en los días del Modernismo recordando todos los amores que fueron imposibles y las historias que quedan aún sin relatar en el 𝐂𝐚𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐍𝐨𝐯𝐞𝐥𝐝𝐚.
Gracias a todos los que habéis participado en nuestro tradicional vermú y gracias a The Crooners por ser la mejor banda sonora para este día.