
Ayer el Casino de Novelda parecía haberse tomado una croqueta de valentía, porque se vino arriba sin pedir permiso.
Aforo completo, carcajadas de esas que hacen eco y una autora,
Jessica Gómez, que convirtió la tarde en una especie de terapia colectiva… pero sin diván y con mucho salero.
Maje Amorós Sáez, cual maestra de ceremonias con wifi emocional, presentó la velada con ese humor fino que despierta hasta a las nubes dibujadas del cartel.
Y allí estábamos todos, felices, como si 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐚𝐫 𝐝𝐫𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐜𝐫𝐨𝐪𝐮𝐞𝐭𝐚𝐬 fuera la nueva receta para la paz mundial —que igual lo es—.
Gracias a quienes llenasteis la sala y el aire de ganas.
Lo de ayer no fue solo una presentación: fue una pequeña revolución doméstica, de esas que se cuentan con media sonrisa y un guiño cómplice. Y sí, salimos un poco mejores… o al menos más crujientes por dentro.



